Del latín filius

15/03/2024

Del latín filius

No reconozco su lenguaje, suena a murmuro a sollozo a cántico a árboles esperando los últimos días de octubre y los primeros de noviembre. No sé por qué hibernan, por qué sueñan con un océano dentro de otro océano dentro de otro hasta ahogarse en ausencia.

Tres líneas en la palma de la mano; la primera se extiende a lo largo de la parte superior, de noreste a centro-oeste. La segunda conduce a una habitación de hospital. Alguien llora y el cuerpo se quiebra. En la tercera están las instrucciones para construir un refugio que sólo puede abrirse desde adentro.

En sus ojos hay una niña recibiendo a su padre con panderos y danzas; entre sus manos hay una niña ofrecida en holocausto.

No reconozco el término «huérfilo»; si yo cerré la puerta con seguro eché gasolina marchité el rosal que tanto quería tu madre desaparecí empezaron a llamarme por mi segundo nombre crucé la frontera desconecté el teléfono dije que sería lo mejor para todos encendí un cerillo y lo dejé caer.

No reconozco lo que hicieron para sobrevivirme; arrancaron un nido para hacerlo suyo atravesaron los Andes y sólo vieron nieve se extirparon las amígdalas mantuvieron la tierra separada del cielo mudaron de piel, hicieron de ella auspicio un octavo sacramento un templo de sacerdotisas pronunciando oráculos trae a la niña a nuestro altar, dijeron dale un nombre con más dios en él.