Animalescas
31/10/2024
Estamos a las faldas de un volcán. En duelo. En un llorar desde adentro.
Aquí, en esta hoguera, podemos hablar de rabia. Aquí, bajo este cielo, podemos hablar de lo convulso. Reconocernos extraviadas, en lo ajeno o cercano, en la desolación de la habitación, del nombre, del cuerpo de tejidos blandos atravesado por la pupila herida o encendida; en esta vida interrumpida por otra vida.
Tan alejadas de la mano de Dios, pero tan cerca de la tuya, Morenita. Dinos, ¿a dónde van los gritos de las madres que arañan la tierra buscando a sus hijas?
En este paraje todo es sangre todo es un charco de pulsiones. De un saber que ya no nos tocó, será para las que vienen. Así se desborde. Así se derrumbe. Así tenga que consumirse esta casa. Así tengamos que deambular en la noche juntando huesos, formando los esqueletos de aquellas que echan a correr iluminadas por un rayo de sol o de luna. Animalescas, apropiadas, renuentes. Perras de reserva en territorio hostil.